11/29/2017

Bitácora de viaje. Día 16. Washington

No se podía abandonar Indianápolis sin pasar a saludar a las glorias del automovilismo que hicieron historia en el Ovalo de la ciudad. De ahí al Indianápolis Motor Spedway Musem era un paso. No tuvo desperdicio. Mirar las gradas y las pistas e imaginar lo que muchas veces hemos visto por televisión o en películas. Una multitud vivando sus marcas favoritas que no son muy distintas que las nuestras y de nuestro particular TC. Ford y Chevrolet no son las únicas, pero si las más importantes, Porche, Camaro, Coyote y las glorias que pasaron por ese lugar te muestra un poco de la emoción por los “fierros” que todos tenemos. Todos los autos posibles, de las mejores carreras, un mundo de fierro y velocidad. 



El museo es una verdadera colección de autos, información, murales, fotografías, recortes de diarios como para entusiasmarse un par. Sólo que nos quedaba por delante un buen camino.
Al llegar a Daytona hicimos una parada en el Air Force Museum para que nos mostraran (por si no estábamos convencidos aún) el gran poderío militar de Estados Unidos desde los principios de la aviación hasta el momento, incluyendo todos los aviones, todas las historias, desde el On Air forc2 de Kennedy hasta la Capsula Apolo bastante quemadita, por cierto, por su entrada en la atmósfera. Interesante. El espacio a ver es inmenso y resulta a esta altura del viaje, cansador.


Asi siguiendo camino y pasando por Pittsburg nos alejamos de la ruta para conocer un punto histórico del país que no deja de resultar importante. Es  Harpest Ferry, un lugarcito perdido en la historia y congelado en el tiempo, a los pies de los Apalaches.


En la noche del 16 de octubre de 1859, John Brown, un abolicionista acérrimo, y un grupo de sus partidarios abandonaron el escondite de su granja camino a Harpers  Ferry. Al descender sobre la ciudad en las primeras horas del 17 de octubre, Brown y sus hombres capturaron a ciudadanos prominentes y se apoderaron de la armería y el arsenal federal. Brown tenía esperanzas de que la población esclava local se uniría al ataque y con el éxito del ataque se suministrarían armas a los esclavos y luchadores por la libertad en todo el país; esto no iba a ser. Primero detenido por la milicia local a última hora de la mañana del día 17, Brown se refugió en el arsenal. Sin embargo, este santuario de la tormenta de fuego no duró mucho, cuando a última hora de la tarde llegaron soldados estadounidenses bajo el mando del coronel Robert E. Lee y asaltaron la casa de máquinas, matando a muchos de los atacantes y capturando a Brown. Brown fue llevado rápidamente a juicio y acusado de traición contra el estado de Virginia, asesinato e insurrección de esclavos

En este lugar se produce el inicio de la guerra civil o de secesión en Estados Unidos. Se lo recuerda y se lo visita muy seguido. El paisaje de este pueblito perdido corresponde a los Montes Apalaches donde el norteamericano medio hace sus travesías de montaña. El ferrocarril, los puentes y la confluencia de dos ríos importantes (Potomac y Shenandoah)  hace del lugar un verdadero encanto. Y con el toque histórico, ni les cuento. Una forma muy particular de “ingresar” en el pasado. Almorzamos en una posada griega. No creo que la población de este lugar exceda los 300 habitantes.




Luego de almorzar nos dirigimos hacia la Capital de Estados Unidos. Llegamos al atardecer y nos dirigimos a un barrio junto al río Potomac para visitar sus tiendas y cenar temprano ya que la propuesta era una gran caminata por algunos de los memoriales del Eje de la capital norteamericana. Nuestra cena, una picada con una copa de vino en “La bodega” un restaurant español que nos devolvió el gusto por los chacinados y los quesos, abandonando un poco las saladas comidas tailandesas, chinas, hawaianas y norteamericanas con las que pretendían  que nosotros sobreviviéramos. Lo hicimos pero con una conclusión.

En USA no saben comer.
No hace falta hablar de Washington. Todos la conocen. Es la Capital de Usa y casi del mundo entero. Como ciudad es muy bonita y vale la pena cualquier recorrido que se haga.

Nosotros hicimos por la noche el recorrido de cuatro memoriales. Los norteamericanos tienen pasión por los memoriales. Son grandes monumentos que ocupan muchos metros cuadrados e intentan mostrar a propios y extraños sus propias historias. Normalmente tienen que ver con las guerras en las que han participado y en las que han muerto muchísimas personas. Esos memoriales son casi un cementerio y vale la recordar esto porque concocerlos es mirar desde el punto de vista del país que estamos visitando. Y se lo hace con altísimo respeto.



El primero que recorrimos es el de la segunda guerra mundial. Del Pacífico al Atlántico y donde se recuerda a todos los países intervinientes. Tiene la mirada del vencedor y de eso se trata en estos casos. La propia mirada podrá encontrar otros y diferentes motivos para tener una claridad objetiva de lo que se visita. Si se puede. Como monumento es imponente y su interpretación no es por si misma sino a través de un guía que te permite interpretar los momentos. Al igual que el Memorial de Franklin Delano Roosvelt. Ocupa miles de metros cuadrados y cada escena es una reproducción de los principales momentos de su vida y de su presidencia, es decir, de sus decisiones. Con críticas o no, al Presidente de USA, actual o anteriores se los respeta muchísimo.


El siguiente memorial era el del Pastor Martin Luther King. Hermoso y bello en su presentación estética. Pareciera que un muro de granito blanco con el cuerpo del Pastor sale de la montaña para hablarnos. Al sueño americano de tener un gran país, de hacerlo con el esfuerzo de todos (self made mann) Martin Luther King quiso avanzar y proponer otro paradigma: el de la igualdad. Por eso su histórico discurso comienza con “…yo tengo un sueño”.  El también tenía el sueño americano. Su muerte fue la semilla y el sueño crece. En algún momento tendremos un presidente que sea afroamericano, es decir, descendiente de los antiguos esclavos negros de Estados Unidos.




El último memorial que recorrimos fue el del Pentágono. Nos salimos de Washington para entrar en el estado de Virginia y nos acercamos hasta casi 100 metros del Pentágono. El memorial recuerda la muerte de las 184 personas, tanto del avión como del edificio, en aquel fatídico 11 de septiembre. Este memorial consta de 184 bancas, cada una dedicada a una víctima. Estas están alineadas con la trayectoria del vuelo 77 cuando se estrelló contra el Pentágono. Además, estas bancas de acero en volado se orientan hacia el Pentágono o hacia el exterior, dependiendo si corresponde a la de un pasajero o alguien que estaba dentro del edificio. Bajo la parte que vuela de cada una de estas bancas, hay una pequeña fuente de agua que se ilumina se ilumina de noche, creando el efecto que ven en las fotos nocturnas. El proyecto incluye también  árboles caducos (Acer griseum) que irán cambiando de color durante el año. Su construcción sintetiza la tierra y el fuego, el aire y el agua, con una plástica de luces y agua circulando en todo el tiempo. Como propuesta estética es de lo mejor. Visitarlo de noche te produce escalofríos por la simpleza y a la vez, por la dureza de la memoria que los recuerda. Realmente un homenaje interesante.
Para no perdérselo si uno anda por ahí.


Era muy tarde cuando regresamos al hotel para descansar.

11/28/2017

Bitácora de viaje. Día 15. Chicago - Indianápolis

El día amaneció a nuestro gusto. Limpio con la ciudad que ayer la niebla nos había escondido. Luego del desayuno aprovechamos para visitar el Museo de Arte sobre la Av. Michigan. Mapas mediante y con una correcta ubicación nos fuimos caminando hacia el museo. Clima de Maratón 2017.  Deportistas y corredores que pasaban al lado nuestro calentando tobillos y rodillas para los 42 kilómetros que tendrían lugar al día siguiente. 


Por ahora los corredores del día previo que corren unas cuatro millas solamente,  inundaban todo el centro del Millenium Park y del Mc Kormick Center lugar y punto de encuentro de la organización. Nos cruzamos con miles de corredores que desde temprano habían cumplido con su objetivo.

 El domingo de la maratón era esperado por más de 45.000 que correrían. Las noticias de días venideros nos confirmarían que un local por primera vez ganó la importante carrera.
Nuestra llegada al museo sufrió su primer traspié al encontrarlo cerrado y confirmar que la hora de apertura nos dejaba sin tiempos para regresar al hotel y tomar del bus que iniciaría su marcha hacia Washington.

Paseamos un momento por la Avenida Michigan, nos dirigimos a la avenida donde se encuentra el tren aéreo, no tanto para tomarlo sino para observarlo. Realmente, creo que si lo dejan es por recuerdo. Tiene un recorrido circular interesante pero que se podría realizar de otro modo. Lo dejamos por si alguna vez llegamos a ser alcalde de Chicago. No nos corresponde a nosotros tomar decisiones.



Por lo que iniciamos un recorrido placentero de caminata, compras, aprovechando el tiempo para llevar los regalos a nuestros nietos, tiempo para almorzar y llegar al hotel donde l bus nos esperaba para salir.



El tiempo aprovechado nos sirvió para reconocer la ciudad de día con sus rascacielos y su cielo azul que el día anterior nos fuera negado. Recorrer la Magnificente Mile con sus tiendas y escaparates, restaurantes y casas de regalos. Pretender subir  el día anterior a  la Torre John Hancock Building  hubiera sido un desatino. Y hoy ya era tarde porque los tiempos resultan implacables. Fotos y mas fotografía de edificios iguales y distintos, una caminata junto al río con el universo de caminantes que como nosotros nos movíamos en esa interesante ciudad llamada Chicago. Y como todas las veces, debíamos abandonarla con miles de cosas sin conocer. 

Con las ganas, como se dice.

















El largo camino a Washington  tendría una parada a la noche en Indianápolis, a donde llegamos a la tardecita como para dar una vuelta por el centro, rodeado de rascacielos importantes y una circulación de gente como de domingo por la tarde. Cuando comenzaron a caer las primeras gotas nos metimos en un pub muy bonito a probar una cerveza.


Una larga conversación con otros clientes del lugar nos hizo conocer que Indiánapolis mas allá de ser el centro automovilístico de primera era un centro universitario en el que la investigación de vacunas era lo más importante. Su universidad es una universidad pública que se formó en 1969 como una asociación entre la Universidad de Indiana y la Universidad de Purdue. Se encuentra en Indianápolis, Indiana. La universidad ofrece licenciaturas, maestrías, profesionales y doctorados. Cuenta con más de 29,000 estudiantes actualmente matriculados. Los programas académicos se ofrecen en las áreas de Artes y Diseño, Negocios, Odontología, Ingeniería y Tecnología, Ciencias de la Salud y Rehabilitación, Informática, Periodismo, Derecho, Artes Liberales, Medicina, Enfermería, Educación Física y Gestión Turística, Asuntos Públicos y Ambientales y Sociales Trabajo.
La lluvia pudo más que las ganas de seguir conociendo la noche indiana.

11/27/2017

Bitácora de viaje. Día 14. CHICAGO


La ciudad desapareció por completo. Una niebla total por encima de los cuarenta metros de altura nos escondió la ciudad que deseábamos ver de día. Imposible. Y la niebla llegó para quedarse durante todo el día. Eso no nos desanimó ya que nuestro programa de visitas estaba hecho y no podía ser descuidado.
Y así fue que dispusimos el día para conocer la ciudad desde la calle, no mirando hacia las alturas. Por lo que iniciamos nuestro camino siguiendo la Av. Michigan hacia el norte, donde se podía observar una ciudad a la inglesa, en sus parques, sus urbanizaciones muy victorianas y un ordenamiento urbano que no excedía de los seis niveles.
Esto nos dio la seguridad de que la ciudad no era sólo lo que la Escuela de Arquitectura de Chicago había proyectado hacia las alturas con hierro y cristal. Ni tampoco el agregado importante de los miembros de la Bauhaus alemana que en la década del 20 tuvieron que abandonar Alemania por que sus ideas no se adecuaban al ideal nacional socialista que ya estaba en ascenso. Esa arquitectura plena de belleza y sentido práctico de Walter Gropius y de Ludwig  Mies van der Roche., Diseño, nuevos materiales, tecnología al servicio de los usos del hombre fueron las características de la primera parte del S. XX.


Chicago comienza a crecer de un modo excepcional a partir de 1893 con la exposición internacional, con el metro aéreo del mismo año, con la bolsa de cereales, que comienza a tener influencia en todo el mundo, particularmente en aquellas naciones (como la nuestra) dedicada a la agricultura.
El Art Deco (hotel Palmer House) tienes us características importantes en la propia ciudad y en los barrios del norte. Durante los años veinte y la Gran Depresión de la década de 1930, el estilo Art Decó infundió al mundo cotidiano un estilo elegante de fresca sofisticación. La arquitectura de la edad del jazz de Chicago se denominó simplemente modernista cuando se creó en la década de 1920, y moderna conforme evolucionó hacia la edad del swing de la década de 1930. Ya sean estrictamente cubistas o simplemente funcionales, los nuevos edificios de oficinas y apartamentos que redefinieron el horizonte consagraron el nuevo lenguaje de la construcción hasta los años 50.
En nuestro recorrido hacia el sur de la ciudad de Chicago nos hemos encontrado con los barrios afroamericanos, con la Litle Ytaly, con el Barrio Chino , que no es precisamente turístico sino como residencia de los asiáticos que hay llegado y se han instalado ahí. Y también no encontramos con el extenso campus de la Universidad. 91 premios nóbel. Grandes científicos como Enrico Fermi, Milton Frydmann, John Dewey en Psicología. Incluido el Presidente Barak Obama, alumno y profesor de la misma.



Fue fundada por Rockeffeler  y sus fundaciones de Filantropía de las que poco se conoce y que han hecho mucho por las instituciones públicas de USA (bibliotecas, universidades, ong). A veces nos quedamos con el carácter de gran capitalista y olvidamos lo que son formas de ser de ese país. La filantropía ha sido llevada adelante por los grandes hombres que en otros países desconocemos y que han sido considerados por el pueblo americano como sus predecesores ilustres, tales los casos de los señores del acero, del petróleo, de las construcciones.
La tarde nos encontró en el Navy Pier el centro portuario, lugar de paseo y entretenimientos. Con algo de llovizna recorrimos la zona. Inútil fue pensar en subir a la rueda de la fortuna, recreada el año pasado en conmemoración de los 200 años del Navy Pier, dado que la niebla todavía mantenía oculta a la ciudad.



Por la tardecita la niebla no nos había abandonado y seguía ocultándonos la ciudad. Caminamos por las avenidas hasta llegar al río y a pocas cuadras de él hacia nuestro hotel. Realmente, estábamos agotado. La sensación de la recorrida de la ciudad había sido muy importante. Nos quedaban algunas horas al día siguiente y ya preparábamos horarios para salir temprano al area de museos. 

11/26/2017

Bitácora de viaje. Día 13. CHICAGO

El largo enlace hacia chicago nos fue mostrando las grandes extensiones de cultivos, los polos industriales al lado del camino, casi temáticos ya que las empresas fabriles se sucedían unas a otras en mismos temas como por ejemplo, casas rodantes y acoplados, buses, grandes productoras de maderas para el prefabricado de casas, ajustándose a los paisajes de arroyuelos y afluentes de los lagos Eire y Míchigan al que nos íbamos acercando. Lagos tan inmensos como mares.

La llegada por la tarde a la ciudad de Chicago nos llenaba de emoción. Los miles de kilómetros recorridos casi como un plus de nuestro tour para llegar a esta ciudad merecía un premio especial. Visitamos, como de pasada un clásico, para entender a la ciudad. El cuerpo de Bomberos que actuó como pudo en los grandes incendios de 1871 donde prácticamente mas de 6 km cuadrados de ciudad quedaron totalmente destruidos.


Era una ciudad que crecía muy rápido. En aquella época con más de 300.000 habitantes y construcciones de madera, incluso hacia lo alto llegando algunas a tener más de seis pisos. Todo se quemó a partir de una lámpara encendida de una familia que aún hoy está negando su responsabilidad. Más allá de los desastres del fuego siempre queda la crisis de los despojos, saqueos y robos. No fue casual esta parada. Desde el tema del incendio deviene  el origen de dos cosas. El surgimiento de los Bomberos de Chicago (Chicago Fire Department)  y un proceso de gran reconstrucción de la ciudad. 


Leyes nuevas para la construcción con autorización de materiales durables, como ladrillo, piedra, caliza y mármol. Pero también dejó la oportunidad para muchos arquitectos jóvenes que emprendieron con imaginación, buen gusto y estética una nueva forma de construcción, rápida y liviana, de hierro y cristal dando origen a los rascacielos. Allí comenzó a actuar la Escuela de Chicago. La expo mundial realizada en 1893 dio el despegue definitivo a la ciudad, sin olvidarnos lo que dijimos en el dia anterior sobre esa conjunción de hierro, acero, petróleo, construcciones y finanzas que generó una década de alta evolución en el norte de Estados Unidos.


A medida que uno va ingresando a la ciudad se encuentra con una ciudad moderna, de alturas distintas, modelos de edificio con estéticas totalmente diferentes que van ocupando todos los espacios posibles, no sólo aquellos vinculados a las orillas del río sino también en todo el frente de las orillas del lago Míchigan.



Una nueva parada la realizamos en el Parque Millenium. Es uno de los lugares que uno no se puede perder en esta ciudad. Paisajismo, arte, diseño, imaginación, tecnología es como para transformarse en una síntesis de la ciudad.
No se puede dejar de asombrarse ante esa estructura que muchos la llaman el frijol o el poroto, pero que en realidad es un globo muy grande realizado en acero inoxidable totalmente bruñido que hace de espejo gigante ante la persona que se acerca o los grandes rascacielos que se ven al fondo. No es cuestión sólo de mirar. Es encontrarse en ese espejo, sacarle-se fotos y descubrirse en la fotografía, Ponerse debajo y mirar como si fuera un torbellino al infinito la increíble reproducción de los espejos. Cloud Gate su autor, ha mostrado su capacidad imaginativa y de diseño al máximo. Desde cualquier lado que uno se acerque a la esta estructura la verá de un modo distinto.


A pocos metros, la fuente Crown Fountain es otro de los tesoros del parque y tiene una característica única: las dos torres de vidrio de 15 metros proyectan fotografías de los habitantes de Chicago (más de 15.000) y parece como si el agua de la fuente saliera de sus bocas. Es normal caminar sobre el lago que separa ambas columnas que no tiene una profundidad mayor a los dos centímetros con lo que el chapoteo es también una forma de interactuación con el arte expresado.


La caminata iniciada en este punto siguió hacia el río y con la idea de embarcarnos por la tardecita para hacer un recorrido de la ciudad desde el río y por todo el frente del lago.
La caminata nos llevó por el tren aéreo, el hotel , las calles anchas por las que mirar hacia arriba y descubrir los encantos de una ciudad hiper moderna, con un cosmopolitismo increíble donde distintas etnias nos confundimos sin saber si somos lugareños, paseantes, turistas, ocasionales visitantes hombres de negocios o un sinfín de posibilidades de mundo caminando.


Llegamos al embarcadero cuando era de tardecita. Todavía el sol nos permitía ver los reflejos en las paredes de cristal simultáneamente cuando se encendían las luminarias de la ciudad y de los edificios.  El río chicago también es un misterio. Siempre sus aguas descargaron sobre el lago. En un momento determinado, se cambió el curso del agua con distintas obras de ingeniería y luego de más de 250 km el río afluye sobre el Misissipi. Alrededor de sus orillas miles de rascacielos muestran sus esbeltas siluetas. 

Los hay de residencia, de oficinas, incluso de estacionamiento de autos. Carteles luminosos de las multinacionales importantes así como un gran cartel que sale en todas las fotografías como es el nombre de Trump en su propia torre (lo hace siempre y en todos lugares).

 Las luces multicolores nos mostraban una silueta de esfuerzo humano y creatividad sin fin.

Ida y vuelta por los recodos del rio nos fuimos asombrando frente a cada descubrimiento. Al final llegamos a la exclusa que nos permitiría pasar del río al lago, junto al Navy Pier. Luego de un operativo que no duró más de treinta minutos estábamos navegando por el Lago Michigan observando todo el frente costero de la ciudad. Ciudad que nos dejaría asombrados y que no alcanzaríamos a ver al día siguiente.