Dejamos las tierras de Galicia para internarnos en las de Castilla-León y así nos encontramos con Salamanca. Esta ciudad alberga la universidad, en activo, más antigua de España, la Universidad de Salamanca, y la primera de Europa que ostentó el título de Universidad por el edicto de 1253 de Alfonso X de Castilla y de León y la bula del Papa Alejandro IV en 1255. Durante la época en la que fue una de las universidades más prestigiosas de occidente se hizo popular la frase: Quod natura non dat, Salmantica non praestat, que significa «Lo que la naturaleza no da, Salamanca no presta».
Y con ese aire universitario que se siente en la plaza Mayor donde los estudiantes hacían ruidosamente una de sus manifestaciones de música moderna, uno se dejaba perder en cada una de sus angostas y pintorescas calles. Perderse y terminar siempre en la Plaza Mayor era un poco nuestro destino. Desde ahí podíamos encontrar la Catedral Vieja, la Catedral Nueva, la casa de las conchas, muchos palacios, iglesias, facultades y colegios mayores, arquitectura y monumentos que la hacen constituir Patrimonio de la Humanidad. La cultura antigua se respira, al igual que se sienten los poemas de Fray Luis de León recitados por estudiantes de verdad o por imitadores callejeros. Ambos lo hacen muy bien. Estos ultimos por algunas monedas de euros que los turistas y los atentos paseanderos dejaban en el sombrero puesto en el suelo, confirmando su gusto por los párrafos de Cervantes, de Unamuno, o por algún discursito rebelde de "indignado español".
Vittoria, Colón, Hernan Cortez y muchos mas pasaron por sus aulas. Fueron los matemáticos de esta Universidad quienes sugieron la normas para el calendario gregoriano, actualmente en uso.
Y así fuimos descubriendo hechos, historias, monumentos, edificios hasta saliernos del casco viejo para entrar por otra puerta de las tantas que integran la ciudad de antes a la moderna ciudad actual. Dentro, los archivos de la historia de España, particularmente los de la guerra civil. Archivos que se disputan con los catalanes en forma muy fuerte. Fuera de la ciudad, testimonios de puentes romanos y ruinas de todos los tiempos.
Así caminamos toda la tarde, recordando aquellas palabras de Cervantes: Salamanca hechiza a todos para volver a ella cuando han disfrutado de la apacibilildad de su estadía.
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