María Antonia y Josep María son un par
de amigos fuera de serie. Nos hemos conocido en un viaje entre Venecia y Roma y
desde ese momento y en cada una de las veces en que nos encontramos, lo hechos
hecho en “situación de paseo”.
Y esta vez no será distinta. Arrancamos temprano
con miras a llegar por la tardecita al Val d’Aran, sabiendo que serían unos
cuantos kilómetros y muchas paradas programadas. Los cuatro no hemos parado de
hablar en ningún momento, ni en los trayectos en auto, ni en las paradas, ni en
las caminatas que hacíamos para llegar a observar lo que nos tenían preparado. Realmente,
un homenaje a la amistad. Con seguridad de ellos hacia nosotros. Los queremos,
María Antonia y Josep. Ahora, a la bitácora.
Supe del Val d’Aran por la mirada en
los mapas y por informaciones en general, aunque me sorprendió el paisaje
descripto por la mano habilidosa de Almúdena Grandes en Inés y a alegría. De ahí
nuestro conformidad al programa de pasar por ese lugar.
Salimos pensando que llegaríamos al
atardecer, haciendo todas las paradas posibles de distintos lugares atractivos
durante el camino. Lleida, Balbastro y el Pantano del Mediano nos fueron
conduciendo hasta el monasterio de Boltaña.
Una de las primeras paradas fue en
el Portillo de Tou un pequeño pueblo medieval reciclado y utilizado casi únicamente
para el descanso y las vacaciones. Con pisos de arriendo y lugares para
acampar, han programado actividades para adultos, niños y toda la familia. Una
bebida refrescante y nuevamente a la ruta. Ya ingresos en Aragón pudimos
divisar a lo lejos el Santuario de Torreciudad, dedicado a María y construido
por la Prelatura del Opus Dei. El nombre deviene de una gran torre de
vigilancia de la época árabe en la cima de la colina, debajo de la que pasa el
río Cinca. Mensajes cifrados y leyendas rocambolescas acompañan al misterio y a
la seriedad de esta construcción. Cosas veredes, Sancho…
Cerca de las tres de la tarde llegamos
al Monasterio de Boltaña donde pensábamos almorzar. En realidad un hotel (Hotel
Barcelo Monasterio de Boltaña) 5 estrellas, en medio del Pirineo Aragonés, con todo preparado para pasar momentos
relajados de meditación y recogimiento.
Una cantidad considerable de
habitaciones, piscinas al aire libre y climatizadas, columnas de spa y aguas
termales, apparts con sus cocheras y un paisaje deslumbrante hacen remitir a
nuestra memoria a lo que pudo haber sido unos quinientos años atrás.
Fundado en
1651 como Monasterio del Carmen, hoy a través de sus formas actuales nadie se
acuerda de nada, a pesar de que el nombre llame la atención.
Luego del almuerzo y con un sol
bastante fuerte llegamos a Ainsa, un hermoso pueblo medieval. En lo que fue su
gran patio de armas debimos dejar el auto previo pago del peaje
correspondiente, al mejor estilo de los permisos de pasos medievales.
Interesante la información de que en 1450 el pueblo contaba con 80 “fuegos”.
Esta unidad para el estudio demográfico del Medievo no era un equivalente al número
de casas (con fuego encendido), sino más bien al número de fuegos contribuyentes
al erario público, siendo en la actualidad muy dificultosa la determinación del
número de personas por cada fuego fiscal. Cosas de los historiadores… La visa
al pueblo bajo el rayo del sol muy interesante. Sobre la parte alta de la
colina está construida la muralla y los edificios centrales, con sus plazas y
sus lugares de descenso y de seguridad. Hoy toda la estructura medieval es
utilizada al efecto comercial, las casas en pequeños hostales u hoteles de
categoría. Los turistas podemos comprar en sus tiendas y vemos a sus habitantes
que bajan de la colina para dirigirse a sus casas, modernas y confortables en
la base del pueblo. Una hermosa imagen de 500 años…
Siguiendo la ruta y para encontrar
algunas de los caminos que nos condujeran al Val d’ Aran ingresamos en
territorio francés.
Allí, era todos banderines y fiesta. En un par de días
pasarían por allí los ciclistas de la Tour de France, una de cuyas etapas terminaría
en Bagneres de Luchon donde todo estaba preparado para entregar la “camiseta”
ganadora. Al Ingresar nuevamente a Catalunya en búsqueda del paso al Valle nos
encontramos con mucha gente con sus “caravans” esperando que dentro de uno, dos
o tres días, de acuerdo con los lugares establecidos, pase también por allí la
vuelta ciclística.
Ingresados al valle por Bossot
fuimos buscando la ruta hasta Vielha, la capital del valle y desde allí,
llegar a Arties donde pernoctaríamos fuimos encontrando esa parte novedosa del
paisaje. Los fans de la Tour de France. De todos modos, el paisaje del Valle
estaba instalado.
¿Que es el Val d’Aran? Como tal un
valle con todas las posibilidades de disfrute turístico, nieve, montaña,
bosque, senderos, patrimonio arquitectónico en sí mismo como puede ser la
arquitectura del valle, o los restos románicos y góticos que aún perduran con
mucho cuidado de los pagases (lugareños) a tal punto que algunos de ellos han
sido declarados patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
Y también historia. Pasos oficiales y
senderos ocultos entre las montañas y los bosques han sido los espacios de tránsito
para las situaciones más increíbles. Los puertos de altura de los Pirineos han
sido transitados por los judíos huyendo de los peligros del holocausto,
esquivando guardias y desafiando la vigilancia de las fronteras, los
republicanos refugiados en Francia que deseaban volver utilizando sus pasos,
los maquis, los contrabandistas, los militares persiguiendo fugitivos. Toda una
historia de refugio, de libertad, de heroísmo y de vida cotidiana en la que el
bosque, la montaña, la nieve y la gente eran a la vez libertad y solidaridad
para todos.
Haber andado durante todo el día nos
llevó a pedir una pequeña picada de queso y patés con una caña de cerveza antes
de ir a descansar. El Parador que habíamos elegido fue demasiado para solamente
dormir.
Antes de eso, fue importante abrir las ventanas y respirar ese aire
fresco de la montaña, cargado con los aromas de un oxígeno puro, mientras los
pájaros de las cercanías y en los techos de las casa vecinas, hacían sus
últimos arrullos antes de cerrarse la noche.
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