Y llegamos a Barcelona. Luego de acomodarnos un poco y descansar, ya que volamos desde Madrid desde muy temprano, nos dirigimos a visitar el símbolo por excelencia que tiene la ciudad que es el templo Expiatorio de la Sagrada Familia. Llegamos algo tarde y preferimos volver otro día para observarla por dentro. Lo que hicimos fue sentarnos en bancos en cada una de las calles laterales para observar los cambios desde la ultima vez que la vimos, nueve años atrás.La historia es muy simple. Un tal José Bocaabella tiene la idea de construir un templo. Gestiones en la Iglesia y entre los arquitectos. Aparece uno que quiere hacer un templo neogótico. Villar. Pero renuncia, aparece Antoni Gaudi que sigue recreando su idea de de un templo majestuoso, como árboles que se elevan hacia el cielo, no tan rectos como las columnas de antaño, que se despliegan en ramas y flores hasta llegar a la luz. Gaudi le da un despliegue imaginativo de formas, colores, columnas inclinadas, lo que constituye un valor de belleza incalculable. Esa idea da comienzo en 1882 y hoy sigue. Dicen que está por el 60 %. No podemos describirla. Hay que verla y como adelanto un par de fotos. Nuestro comentario es el silencio.
Antes de dejar el Paseu de Gracia no pudimos dejar de echarle una mirada a esas dos obras de arquitectura moderna que siempre llaman la atención.
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