Un tren confortable, con indicadores precisos y en 30 minutos estamos en Alcalá de Henares, a pocos kilómetros de Madrid. Ciudad universitaria y cervantina por excelencia. Cervantina porque se encuentra la cuna de Cervantes y el Quijote resuma recuerdos por la ciudad. Universitaria por su origen, allá por 1499 cuando el Cardenal Cisneros dió inicio a la nueva etapa cultural y social de España. Luego el tiempo y los intereses capitalinos llevaron a la Universidad Complutense a Madrid y allí quedó entonces, un pueblo casi fantasma hasta que los dueños de las colegios máximos, superiores e inferiores que habían comprado las propiedades, se reunieron en un gran consorcio y decidieron recuperar la historia. Hoy es Patrimonio de la Humanidad con su Calle Mayor, el eje de la antigua judería, sus Monasterios y Conventos, su catedral y sus palacios. Hoy es una ciudad hermosa para vivir, tranquila. Así lo dicen la cantidad de carros (autos) que quedan en el Parking de la estación y sus dueños viajan en tren a Madrid a trabajar.
La casa natal de Cervantes te convoca al recuerdo y a la sensibilidad, lo mismo que el Convento de Dominicos de la Madre de Dios donde hoy se instala el Museo Arqueológico Regional, una verdadera muestra de cómo se puede presentar la prehistoria de un pueblo.
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La imagen ha sido pintada por la gente de nuestra ciudad de Azul, la mayor
colección de obras de Cervantes fuera de España.
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Basta caminar por sus calles y dejarse asombrar por los distintos monumentos, que hay muchos. La torre de Santa María, el Palacio de Laredo con un estilo ecléctico neomudéjar, donde el ladrillo de sus fachadas se expresa de mil maneras constructivas.
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Y luego de una carga caminata, no hay nada mejor
que sentarse a conversar con un par de amigos. |
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