Ayer por la mañana nos tomamos el tren de Praga a Viena, con
varias horas de paisajes variados, siendo lo notable la entrada a la ciudad en
un largo recorrido donde no nos deteníamos nunca ya que todas las estaciones
decían algo así como Wiennerbanhof. Tuve que revisar el pasaje y menos mal que
eso hicimos ya que – de no haber bajado con prontitud, la próxima bitácora
sería Budapest que para nada estaba incluida en nuestro itinerario (seguro que
sí en nuestros deseos). Cansados del traqueteo nos llegamos hasta el hotel.
Simpático pero caluroso al punto de lo insoportable. Pero cuando viaja deja
pasar determinadas
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Opera |
incomodidades en función de la energía que dedica a conocer.
De todos modos no nos privamos de discutir un poco, - alemán inglés y gestual
incluido - pero no logramos mejorar el
estado de la misma. Agua y ajo. Eso nos dijeron o por lo menos, lo que
entendimos. De todos modos no podemos ignorar que tenía un hermoso nombre:
Papageno. Nos pareció raro hasta saber
que era uno de los personajes más importantes de la flauta Mágica, de Mozar. Con calor y Mozar nos lanzamos a la calle, si
mas no sea para recorrer algunas callecitas del barrio para arrancar la mañana
con mayor energía y menos calor.
Al encontrarnos en la Haupwiennerstraße, a
cuatro cuadras de la Opera, nos consideramos muy bien ubicados.
De modo que esta mañana, luego del desayuno, con alguna
salchicha incluida, nos lanzamos a conquistar Wienn. La primera impresión (dicen,
la que vale) es que es una ciudad imperial impecable, elegante, muy bonitas
construcciones, prolija, muy bien conservada y, por supuesto, con su río (El
Donau = el Danubio) y su Dom en el centro, cuyas torres se observan desde todos
los sitios. Siguiendo
nuestra calle llegamos rápidamente hasta la Catedral. Hermosa, imponente. Dedicada
a San Esteban ( Dom Kirche St. Stephan),
su construcción arrancó en el S. XII. A veces uno desea entender fácilmente de
qué estilo es la catedral y sólo puede hacerse si se comprueba el tiempo real
de su construcción. Si nace en el siglo indicado es románico (no se sabía del
gótico, no es solo un cambio de estilo sino de construcción), pero como sigue
durante muchos años, se termina en barroco y si se miran sus tejados, no tiene
otro estilo para indicar. Y entonces lo llaman neorrenacentista. El techo llama la atención porque está
construido con más de 200.000 tejas esmaltadas. Sin embargo, las gárgolas
del exterior (por donde bajan las aguas de lluvia y significan los espiritus de
la ciudad) son eminentemente góticos, al igual que algunas naves del interior. No
hay que preocuparse por la multiplicidad de estilos, sino disfrutar la belleza
que esa armonía ofrece a la gente. El interior es mucho mas bonito. Tres naves
inmensas con muchas capillas a sus laterales (las capillas siempre indican la
posesión de quienes ponen el dinero y mucho y allí tienen contratadas las
sepulturas para sus familias). Como verán, los pobres, los que hacen esas cosas,
ellos serán los dueños del cielo….
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Dom Kirche St. Stephan |
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Dom Kirche St. Stephan |
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Dom Kirche St. Stephan |
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Dom Kirche St. Stephan |
Después
de nuestro recorrido por el Dom decidimos comenzar nuestra visita en forma ordenada.
Y para eso nada mejor que el Bus turístico que nos iba a permitir hacer el
paseo como nos gusta.
Arrancamos
con el bus amarillo para pasar por el Schloosde Schömbrunn a las afuera de la
ciudad. Es uno de los palacios más hermosos de la Viena del S. XIX. Creo que
nadie que pasa por Viena deja de hacerse una corrida. Le dicen también el
Versailles Austríaco. Hermosos jardines, al final un zoológico (Tiergarten) que
dicen es el más antiguo y grande del mundo. El palacio nació como una casa
veraniega o de caza, hasta que los monarcas, particularmente los Hausburgo, con
María Teresa, terminaron haciendo estos fabulosos palacios. Para quienes conocen la historia fantasiosa y
holliwoodense de Sissí, pueden recordar imágenes de este palacio. De todos
modos si se quedaron con esa historia, más vale que la revisen…
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Palacio Schömbrunn |
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Palacio Schömbrunn |
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Palacio Schömbrunn - jardines |
De
ahí nos dirigimos hacia al extremo de la ciudad para conocer el Palacio del
Belvedere. En realidad son dos palacios, unidos por hermosos jardines. Para
desgracia nuestra los museos (de arte
barroco y de arte medieval) estaban cerrados. El palacio está construido en el
S. XVIII y su objetivo era tener un lugar donde aparentar todo el poderío y la
magnificencia de la monarquía (casita de fiestas, que le dicen). Ya hemos dicho
algo al respecto de modo que lo dejamos ahí. Son varios los edificios que se
encuentran a los alrededores de este palacio y que son dignos de verse, como el
Museo de la Guerra entre otros. Hay, en Europa, museos para cada cosa (¡para
caaaada cooosa!). También es destacable en este paseo la remodelación que están
realizando en la Haupbanhof (estación de trenes principal) donde prácticamente
todo el sector sur de la ciudad está en obra. Por los carteles publicitarios se
trata de una megaobra que implica una remodelación completa del sistema de
transportes que implica ferrocarriles, estacionamientos, metro y todos los
servicios.
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Belvedere |
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Belvedere |
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Belvedere |
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Belvedere |
Nuestro punto de partida y de llegada del bus
turístico era la Opera. Allí llegamos,
cambiamos de color (ahora el azul) y nos dirigimos a las afueras de la ciudad
hacia el norte para cruzar el Rio Donau (Danubio) y conocer las partes modernas
de la ciudad, en especial la zona del Prater donde se encuentran los lugares de
atracciones turísticas, la gran Noria, parque de diversiones, espacios de
deportes y recreación, deportes de todo tipo, incluidos los acuáticos en el
canal que cruza la ciudad. Por fuera, el Río Donau es muy grande, sumamente
correntoso y sólo circulan los cruceros fluviales y transportes de cargas. Los clásicos paseos en
catamaranes se hacen desde la Schwedenplatz, por los hermosos recodos que tiene
el canal en esa parte de la ciudad. Este circuito es ampli y se pueden ver los
nuevos edificios del otro lado del Danubio como el Uno Citty, la DonauTurm (torre
de comunicaciones).
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Barrio del Pater |
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Río Donau |
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Riesenrad Giant Ferris Wheel |
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Rio Donau o Danubio |
A
nuestro regreso al punto de partida era más del mediodía, con mucho calor y con
ganas de almorzar y hacer una pausa. Hecho esto a las cinco de la tarde
volvimos a la Opera para tomar nuestro bus rojo, que hace el circuito por los
anillos internos de la ciudad. Así recorrimos los palacios gubernamentales,
deteniéndonos a caminar, observar y quedar con los ojos asombrados. El Rathaus
(ayuntamiento) todo cubierto con carpas y escenarios nos dejaba pocos
resquicios para una foto limpia, pero no podíamos dejar de apreciar la belleza
constructiva. Al igual que el parlamento con esos frente renacentistas imitando
las construcciones griegas, aunque mucho más imponentes. Nos tomamos un
cafecito en el Café Landtmann, sin considerarnos asiduos clientes como lo
fueron Sigmund Freud, o Cürt Jürgens, Rommy Schneider u Otto Preminger.
Probablemente hubiera en esos momentos, artistas y escritores que al no
conocerlos no pudimos pedirle un cholulo y gramoroso autógrafo.
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Casa de gobierno |
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Parlamento |
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Ayundamiento |
Nuestra
próxima parada fue la Schwedenplatz, al lado del río y fue un placer quedarnos
un rato observando la gente, el movimiento interminable de turistas y,
principalmente, el Danubio. Este es un canal que pasa por la ciudad y que
resulta aliviado al momento de las inundaciones o crecientes puesto que impiden
que el agua ingrese y mas bien le redirigen hacia otras zonas donde las aguas
se equilibran. Cuando llegamos nuevamente a la Opera ya había comenzado el
espectáculo de modo que nos quedamos en la plaza lateral viendo Las Walkirias a
través de una pantalla gigante, sentados en las sillas que el teatro dispone y
las alfombrillas para quienes deseen hacerlo sentados en el suelo. Otros se
traen su propia reposera y su canasto merendero y se pasan las cinco horas que
dura ese concierto.
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Schwedenplatz |
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Schwedenplatz |
De
noche volvimos al hotel. Unas exquisitces vienesas (original
Sachertorte, Kaisesrsmarren o un simple Apfelstrudel) con una copa de vino
blanco fueron la cena en taberna camino a nuestro hotel.
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