7/17/2013

Bitacora 2013. Dia 6. Hameln (Hamelín)


Camino a Hamburgo nos cruzamos con Hameln. Un lugar  para pasar desapercibido aunque inmediatamente nos viene a la memoria el nombre que conocimos desde chicos, Hamelin y de ahí rápidamente nos vamos  al cuento. ¿Se acuerdan? Si. El del flautista. Nunca olvidé este cuento porque siempre lo narraba de la misma forma a cada uno de mis hijos: “Había una vez un hombre, alto y flaco, con una pluma en el sombrero y una flauta, bajo el brazo…” y así seguía la historia.

Pues bueno, Hameln es una ciudad de no más de 60.000 habitantes con una gran concentración económica vinculada a lo cultural y a lo turístico. Es una de las tantas ciudades que forman el “camino de los Hermanos Grimm” o “el camino de los cuentos” ya que esta forma cultural tiene una presencia muy profunda en la vida alemana.
Por supuesto, hay un río, el Weser y una iglesia, aunque lo más representativo es la casa del flautista, die Rattenfängerhaus que data de 1602 con la inscripción de la partida de los niños. El centro de la ciudad tiene unas casas burguesas muy vistosas, con ricas decoraciones, pareciendo realmente un verdadero museo al aire libre. Los balcones o saledizos son lo más observado por los turistas.


Y por supuesto, siguen las ratas…Las hay a montones. Unas, de bronce, como marcas en la vereda para guiar a los visitantes, y las demás bajo mil formas, en los escaparates como souvenirs, regalos, decoraciones, libros, und so weiter.


A la una de la tarde, la parada obligada es en la Hochzeithaus, la casa de las bodas, donde un enorme carrillón reproduce el cuento del flautista, primero llevándose las ratas, y en una segunda vuelta a los niños, quedando solamente los dos sobrevivientes, el cieguito y el rengo.


La ciudad muestra como característica esencial su estilo arquitectónico, denominado el Weser, tomado del nombre de su río: ricas decoraciones en los frontones con hileras de diamante y volutas, máscaras y figuras, escudos de armas, etc. Las casas más importantes, como la del flautista, la casa Leist que es el museo de la ciudad, la casa capitular son las expresiones más significativas. Las formas piramidades de sus terminaciones y el clásico entramado de estucos y madera con niveles cromáticos muy notorios hacen que el paso por esta ciudad sea recordado y asociado al cuento infantil por un lado y al glamoroso colorido por el otro.



Con la sonrisa de haber regresado un poco a nuestra propia infancia, con varias bolsas de souvenirs (todas con la imagen de una simpática ratita), seguimos viaje camino a Hamburgo al que llegaríamos al anochecer.

(para ver días anteriores pueden revisar en mis notas del Face o ir al blog: http://bitacoradeviajedehaw.blogspot.com.ar. Gracias por el interés.
En el blog las fotografías se encuentran ordenadas y relacionadas al texto. No así en el Face.

Por lo que – si les gusta – pueden probar leyendo en el blog. Gracias

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