Un título mejor podría ser Santiago, el descubrimiento.
Estuvimos con Montserrat por esta ciudad hacía justo cuarenta y cinco años
atrás, en nuestra época de mochileros. En los momentos calientes de la puja
electoral entre los Monios y Allende que terminará con la victoria de este
último. Aquella visita fue breve. Una librería donde paraba Neruda a quien no
ubicamos por quince minutos, una conversación con la dirigencia del Fech, una
visita al centro cívico, plaza de Armas y la alameda para terminar comiendo una
pescada sobre papel de estrasa en el Río Mapocho. Por la noche nos acercamos a
Los Andes para regresar al día siguiente haciendo “dedo”. Lo logramos. Esta vez la visita es mas tranquila, con mas tiempo y con
mayor cobertura de las cosas que vimos y, por supuesto, un gran Santiago que no
habíamos tenido en cuenta en nuestra preparación del Viaje.
Mirar hacia arriba
y encontrarnos con una multitud de edificios de titanio y crista no lo
imaginábamos para esta ciudad. Si lo vimos con toda naturalidad en Frankfurt.
Por que no la misma naturalidad con nuestros hermanos chilenos? Chile creció y
mucho. Como muchos países latinoamericanos. Con deudas pendientes. Es cierto,
pero con un crecimiento admirable. Pienso en una burguesía nacional que – a la
inversa de Argentina – deja sus morlacos en el país y se notan en las
construcciones, en el comercio, en las inversiones. No por nada, existen
grandes inversores chilenos en Argentina (Jumbo, Falabella, Lan…) Los “vacios”
terminan siendo focos de atracción.
También hay deudas que tienen con los
chilenos: particularmente los jóvenes en el tema de la educación y los viejos
con el tema de las pensiones privadas. Mucha gente grande trabajando en tareas
no acordes porque necesitan seguir capitalizando sus pobres pensiones del
futuro. Probablemente hayan avazado mucho con la pobreza. No me parece que haya
habido avances similares en la inclusión. En fin, apreciaciones de nuestros
vecinos. También a nosotros nos faltan muchas cosas…
Las nuevas construcciones en las Condes, Providencia y
Vitacura han hecho renombrar a la capital chilena como Sanhattan, comparándola
con la ciudad del norte. No es tan así pero hay muchas cosas que la identifican.
Al igual que el smog. Estuvimos en una tarde hermosa de gran sol y de cielo
celeste, pero mirando la ciudad desde el cerro de era imposible verla con
nitidez. Creía que sería una bruma del pacífico. Nos aclararon que era todo
contaminación. Un problema real y que se agravará en el futuro.
Las calles anchas y las avenidas han permitido un nivel de
circulación por la ciudad en forma rápida en todas las direcciones, así como
también sus túneles subterráneos que corren por debajo del río Mapoco, permiten
una agilización de un tránsito cada vez mas dinámico y complicado. Autos de
todas gamas, colores y marcas. Ellos no fabrican uno solo. Todos los importan y
con ventajas de precios que hacen que el parque automotor haya crecido tanto
como el nuestro.
Los locales comerciales, particularmente aquellos de las
firmas predominantes (Cencosud, Jumbo, fálabella) y dus distintas submarcas
pululan por todos los barrios. Los grandes moll como Costanera Center y el
Parque Arauco constituían centro de atracciones increíbles, particularmente por
las innumerables llamadas de 50 % off (liquidaciones al por mayor).
En fin, fue un día de intensa recorrida. Nuevamente el
centro cívico y la Plaza de Armas con su gente, sus pintores, sus artistas
ambulantes, su gentío caminando. Las avenidas con su tráfico intenso. La noche
nos tomó con mucho cansancio, ya de varios días Una cena rápida y a esperar el
nuevo día. Sólo recordaba una conversación con un muchachito chileno, empleado
de una librería que se quería venir para Argentina, que estaba cansando de
Chile. Sólo le pudimos decir que se viniera a nuestro país pero que siempre
tuviera las ganas de regresar ya que ahí estaban sus raíces. Al salir nos
encontramos con un grupo lírico y coral que nos deleitó con varias arias
clásica, concluyendo con nuestra sensibilidad a flor de piel cuando cantaron “nesum
dorma”. Casi un mandato para seguir visitando Chile.
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