7/18/2016

Bitácora de viaje – Día 2.- Cambridge – York - Durham.



A las 8,30 en punto (o clock) el bus que sería nuestro móvil durante varios días partió de Londres hacia la ciudad de Cambridge. La persistente llovizna con que arrancamos el paseo se transformaría a lo largo del día en un constante chaparrón. Luego nos enteraríamos que no impidió que los londinenses fueran a participar con su voto en el operativo Brexit (Britania for exit). Un recorrido a lo largo del Támesis, el cruce del río y y en tono slow  vamos serpenteando las callecitas hasta encarar la autopista que nos iría llevando progresivamente hacia el norte.  

Luego de un día en Londres nos hemos de acostumbrar al pound (la libra con sus centavos en pennys), a la milla en la nomenclatura vial y a esa forma de conducir por la izquierda a la que en absoluto no estamos acostumbrados. Por suerte, la practicidad de los ingleses llena de carteles la calle y nos obliga a mirar hacia ambos lados para no perder de vista nuestra situación como peatón (pedestrial). Mas de un susto nos llevaremos en estos días.








El primer destino Cambridge. Me hacía recordar  los años de mi facultad  donde muchos textos de la historia medieval que estudiamos junto con la escuela francesa, estaban editados en esa Universidad. No parece una universidad sino una ciudad universitaria con sus 31 College, distintas formas de distinguir las enseñanzas(facultades) que se ofrecen. Junto con la Universidad de Oxford es la universidad mas antigua de Inglaterra. Fundada en 1209 es una universidad pública en la que hay que dejar una pila de pounds (libras) para poder estudiar y graduarse. 







Lo importante de ella es saber que se enseñan muchísimas carreras importantes y que han egresado de ellas personalidades de renombre. De todo el mundo. Con lo que se recicla el prestigio y la calidad de la enseñanza. De todos estos cóllege sólo tres son únicamente para mujeres y 4 de postgrado. Sólo del Trinity College han egreso 31 premios nóbel, y entre sus docentes podemos encontrar a la flor y nata de la ciencia y el pensamientos modernos : Francis Bacon, Newton, Lord Byron,  Bertrand Russel, Witgenstein. Sus alumnos son innumerables y conforman las clases políticas e intelectuales de muchas naciones de Europa y América. Publica si, gratis, no.



La ciudad es encantadora. Traspasando el Río Cam (Cam bridge = puente sobre el río Cam), nos encontramos con los distintos Cólleges. No pudimos ingresar en ellos ya que era día de graduaciones. Fiestas por todas partes. Padres y familias acompañaban a quienes se graduaban ese día. Estos con sus togas y uniformes especiales. Aquellos de punta en blanco. Nos detuvimos ante el gran reloj de oro que con tres pequeñas luces de led marcaba la hora, minutos y segundo. Lo interesante no era que fuera de oro puro, sino que sobre el mismo se movía un pequeño monstruo el “cronófago”, que se come el tiempo, cosa que a los ingleses parece interesarles y mucho. No hay que perderlo al tiempo… El rato que nos quedamos observándolos fue uno de esos ejemplos. El monstruito nos comió el tiempo. Tiene algo que ver con aquello de "tempus fugit", el "carpe diem" o el clásica "hagámoslo ya".














Las calles y los cólleges formaban el paisaje de esta ciudad. Una vieja iglesia de los templarios llamaba la atención en una de sus esquinas y por supuesto las capillas católicas que eran pocas y las de la iglesia anglicana (que eran muchas) formaban parte de la vida universitaria de esta ciudad. A la vuelta tendremos que revisar “Carrozas de fuego” que tiene muchas escenas filmadas en esta ciudad.





Camino hacia el norte pasamos por un bosque particular. Los carteles viales indicaban Sherwood y el recuerdo salta al instante. Robin Hood y los comentarios y reflexiones y recuerdos desde la niñez hasta Roussel Crowe llenaron el tiempo que demoramos hasta llegar a un nuevo destino.






York



Siempre un río. El Ouse que a lo largo de su historia se desmadró muchas veces inundando la ciudad. Ahora, contenido mantiene la belleza de una ciudad en la que todos los momentos de la civilización europea han participado. Desde el mesolítico existen pruebas de existencia de grupos humanos. Bordear las murallas de la ciudad nos remiten a  los romanos que llegaron y trataron de amansar a los pueblos existentes en el lugar.




Con las invasiones germánicas llegarían los anglos y sajones para conformar a los primeros británicos que comenzaron a conformar la complicada y tumultuosa historia de Inglaterra. También se hicieron presentes los vikingos y los normandos y entre todos conformaron esa especial arquitectura con la que hoy se exhibe esta ciudad. Un gótico normando, realizado con piedras de arenisca rojiza, a veces mas blanca, pero que constituyen verdaderos monumentos para disfrutar. La Catedral York Minster no deja de ser el monumento por excelencia de este estilo.

















El camino siguió hacia el norte para terminar esta primer jornada en la ciudad de Durham. La noche es larga en el Reino Unido. Hay luz hasta después de las 11 de la noche y muy temprano comienza a amanecer. Por eso y ante la posibilidad de que nos quedaran varias horas de luz, hicimos lo clásico. Tirar las maletas y salir a recorrer un poco esta ciudad que aparecía como muy moderna aún cuando en la parte alta se asomaban las edificaciones antiguas con su catedral, sus cólleges y su centro histórica en el que, seguramente, encontraríamos algún pub para cenar o al menos degustar una cerveza.

Fundada en el 995 por seis monjes que vinieron de la isla vecina de Lindifarme, luego que los vikingos atacaron la abadía y eliminaron a sus gentes. Llegaron a Durham con el cadáver de San Cutberth (Huberto?). Es una tradición que en cada catedral de Inglaterra debe estar el cuerpo de un santo. 







Para quienes han leído el libro de Ken Follett, Los pilares de la tierra, recordarán la historia de las reliquias en la construcción de la catedral. En esta ciudad, la catedral  se construyó primero en madera, luego en piedra constituyendo un ejemplo de la arquitectura normanda, hoy declarada patrimonio de la Humanidad, al igual que el castillo. Y como nos va a suceder a lo largo de todo el viaje, cerrada y en obras…





Una mirada por los patios de la catedral, las callejuelas que van bajando del cerro, pequeñas, verdaderos laberintos alrededor de una calle principal que baja desde la catedral hasta el río (siempre el río). Esta vez es el Río Wear que transita en forma violenta entre las rocas de este pequeño desfiladero que ha encontrado para su curso.



También una universidad (es la tercera de Inglaterra) con una quincena de Cólleges y un gran prestigio entre sus graduados. Como toda ciudad estudiantil, la vida nocturna es amplia, los pub abiertos y hacia uno de ellos confluimos. La cerveza, excelente.





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