Dejamos atrás Edimburgo. Hermosa
ciudad. Probablemente una de las más hermosas de nuestro recorrido. Habrá que
esperar, aunque está primera en la línea de las apuestas. Y el camino es seguir
hacia el norte en Escocia, hacia Inverness, ciudad de la cual no tuve noticias
hasta verla en el programa del viaje. De modo que, adelante. El tiempo ya no
nos acompaña. La llovizna se hace permanente y la temperatura no sube de los
cinco grados.
¿Queríamos cambiar de estación cuando nos fuimos del invierno
argentino? Sólo una cosa. No lo sentimos tanto porque estamos de viaje y eso te
genera un humor particular, mejor aguante y buena onda para todo, incluso para
la falta del sol, para la llovizna y para el fresco.
Stirling es la primera parada. Una ciudad medieval, muy bien
conservada, con sus calles que van remontando la ciudad hasta la cima donde se
encuentra el templo, el cementerio y las escuelas.
La calle (street) de subida
(o de bajada) va dispersando hacia sus costados nuevas callejuelas por donde
serpentearán nuevas casas y urbanizaciones que han reciclado la ciudad antigua.
Ingresamos a un viejo restaurant (era temprano) como para hacer nuestra
tradicional parada técnica y pedir un café. La primera fue hecha, para el café
nadie apareció para servirlo por lo que seguimos cuesta abajo hacia el centro
de Stirling.
El valor histórico de esta localidad lo podremos encontrar en su
fundación por los romanos, en la construcción de una unidad estratégica en la
colina y a sus pies corre el río Forth. Su segunda característica es que fuera
de la Abadía de Westminster es el único lugar donde ha sido coronado un rey
(Jaime de Escocia, cuando era aún un bebé) en la iglesia de la Holy Rude (Santa Cruz). Y la tercer
característica la recordarán por la película Corazón Valiente, en la que Mel
Gibson hace el papel de Willian Wallace, uno de los héroes de la independencia
de Escocia y cuyo monumento se encuentra a pocos kilómetros de esta ciudad.
Este monumento data desde 1869 y se lo puede divisar desde muchos kilómetros a
la redonda. En los últimos años se construyó una estatua conmemorativa de
Wallace, la que el pueblo lugareño pidió que se la sacara ya que su parecido lo
era más con el actor que con la figura del héroe escocés. Historias del lugar….
Seguimos en la ruta hasta llegar
a Pitlochry. Esta vez nada de monumentos,
nada de iglesias, ni góticas ni románicas. Algo normal y a la vez excepcional.
Una destilería de Whisky, lo que nos llenó de asombro, ilusiones y algo de
bienestar. Se trata de Blair Athol donde se producen la “single Malt” o base
para el “blended” del resto de los Whiskys que tomamos o nos gustaría
tomar. Una buena muestra de cómo se
realiza esta bebida, los distintos pasos, su doble destilación, el agua
especial de su propio arroyo que viene de las montañas.
En fin, toda una
demostración hasta el momento en que pudimos probar esta deliciosa obra de la
capacidad humana: un muy buen Whisky, incomparable. Por ejemplo, Bell`s tiene
el 25% de esta malta.
Con otros agregados mas, conforma el 100% del blended
(mezclado) y de ahí aparecen aquellos que nos gustan: El Chivas, los Jonny
Walker en sus distintas variantes (roja, negra, doble negra, verde, dorado,
azul = distintos y cada vez mas caros sus precios) y otros conocidos se inician
con esta “single malt” maravillosa. Por
supuesto que sigo insistiendo con que el escocés es mejor. Mejor que el
irlandés ya que este se hace con la base de trigo y el escocés con la base de
cebada. La novedad estaba cumplida y seguimos nuestro camino. Ahora hasta el
castillo Blair.
En la misma comarca se encuentra
el Castillo de Blair Athol,
propiedad del Clan Murray (los clanes forman parte de los señoríos que han construido
Escocia. Algunos han podido conservar sus posesiones, otros las han
comprado y muchos las han perdido).
Una verdadera muestra
arquitectónica de la construcción de los Castle. Iniciado en la época de las
cruzadas cuando su señor estaba ausente, ahora se utiliza para mostrarlo,
cuando también su señor (El Duque 11 del clan Murray) vive en Sudáfrica. Viene
para las fiestas y para cobrar sus regalías.
Se lo utiliza para exhibiciones y para
mostrarlo al público previo pago de una interesante entrada. Hay una cantidad
extraordinaria de habitaciones. En ellas se muestran colecciones de armas, trofeos de caza, recuerdos del clan
Murray, objetos etnográficos, pinturas,
muebles, bordados, etc. Guardados por la familia a lo largo de su propia
historia.
Entre
los nuevos pasajeros y los acostumbrados contertulios del pub existía una
especial simbiosis en el norte, casi polar, de la tierra escocesa.
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