Por
la mañana salimos para Boston. Pensar en esa ciudad es entrar en la historia
mas profunda de los Estados Unidos. El Mayflower en 1620 con sus Pélerins (Los Peregrinos) que llegaron a
las costas luego de su partida desde Inglaterra, rebeldes ante la nueva
situación planteada por la religión. No encontraron lugar ni en Holanda ni de
vuelta a su país tampoco. Pusieron proa a las colonias en América del Norte
desembarcando en la Región.
Ahí, en sus propuestas, en sus conductas se encuentra la base de los primeros estados que declararon la independencia, a partir del “bill” del té, los primeros escarceos militares y la guerra hasta que los Yankee se independizan de los ingleses (4 de julio de 1776). Sólo en las 13 colonias del norte se utilizaba esta palabra Yankee en los últimos tiempos aplicada a todo norteamericano.
El
viaje por carreteras rodeadas de bosques otoñales se hizo cordial y tranquilo.
El cambiante color del paisaje de verde a marrones rojizos con hojas cayendo en
el otoño del norte hizo que llegáramos pronto a nuestro destino.
En primer lugar pasamos por la ciudad de Cambridge, sobre el río Charles, a las afueras de Boston y en el estado de Massachussets. Dos cosas la caracterizan en forma muy importante. El MIT (Massachusetts Institute of Technology) y la Universidad de Harvard.
Ambos
sumamente importantes en el desarrollo científico y tecnológico de la vida de
Estados Unidos y el mundo.
El
Mit es una Universidad privada con institutos de investigación en Ciencias, Tecnología, Arquitectura y
Planificación, Humanidades y Salud. Tienen el mejor ranking de estados Unidos y
origino 76 premios Nóbel, a los que habría que sumar los de Harvard (131).
La universidad de Harvard también enclavada en el mismo lugar, creada en el siglo XVII (1636) lleva el nombre de su benefactor John Harvard. Está a la cabeza de todos los rankings y origen de todas las asociaciones y confederaciones universitarias. Sus facultades y Cólleges al Estilo del Reino Unido cubre todas las asignaturas de carreras científicas, humanas y técnicas.
Estas
dos instituciones llenan por sí mismas toda la ciudad de Cambridge y ambientan
el entorno de Boston. Y por si quedaran dudas, sus presupuestos son cuantiosos
al punto de ser muchísimo mayores a muchas de las naciones del mundo.
El encanto de Boston reside en su juego permanente de combinación entre lo antiguo y lo moderno. Fundada en 1630 por los puritanos de Inglaterra (Les Pélerins), La idea de Inglaterra de mantener unidas las primeras 13 colonias a partir de los impuestos inicia la guerra de la Independencia (guerra del té). A partir de la independencia el puerto de Boston se fortalece y la ciudad pasa a ser una de las más desarrolladas de la región.
Me
impactó la escritura que se encuentra en el pórtico de la Universidad de
Harvard. Una palabra. Simple. “Veritas”. La
verdad. El objetivo y el sentido de la universidad, la búsqueda de la
verdad, base de la racionalidad. Una filosofía que evidentemente le ha dado
resultado en estos siglos de funcionamiento.
La
vida cultural pesa enormemente y sus habitantes que sobrepasan los 600.000 son
por lo general blancos, de descendencia irlandesa en la mayoría de los barrios,
siendo su fiesta más importante la de San Patricio.
El paisaje urbano resulta imponente. Grandes rascacielos reflejando en sus cristales los edificios antiguos o sus iglesias.
La Gastronomía a partir de los mariscos es muy buena y nos ha tocado probar sus platos típicos, especialmente luego de una vuelta por su malecón portuario que exigía un par de cervezas en el Quincy Market (algo asi como nuestro Puerto Madero). Un arrollado de langosta (Maine lobster roll) con trocitos de queso en una sopa de pescado. Valió la pena.
Excelente descripción. Cómo es habitual, aprendo mucho con sus relatos. Cariños.
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