Se tiene
noticia de Efeso desde el S. VII AC.
Como toda ciudad costera vivió los vaivenes de los distintos movimientos de los
pueblos, a veces invadiendo, conquistando o repoblando. Muchos imperios
antiguos tomaron posesión hasta la llegada de griegos y finalmente los romanos
al comienzo de nuestra era. Y lo que encontramos en esta ciudad son justamente
las ruinas de las construcciones romanas de aquella época. Una verdadera
ciudad, con su calle principal, sus baños públicos, su biblioteca, las zonas de
comercio, él ágora y el gran anfiteatro
apoyado sobre una colina. La calle arranca casi sobre la cima de un pequeño
monto y tiene su declive a lo que era el puerto.
Hoy ese puerto es sólo ruinas y el mar se ha alejado muchos kilómetros
por fuerza de los movimientos de tierra, avances aluvionales y pantanos . Cuna
de pensadores e intelectuales, su riqueza se basaba en el comercio donde
convivían los romanos con los judíos ya que se registra una sinagoga en el año
54.
El mayor de su época, tenía capacidad para alrededor de 25 000
espectadores y se empleaba también para espectáculos circenses.
Encontrar una ciudad así, aunque en ruinas, pero tan armada
no sólo facilita la acción de los científicos, arqueólogos, historiadores, sino
que también ayuda a los visitantes a reconstruir con la imaginación aquella
vieja y hermosa ciudad.
Previamente habíamos visitado las ruinas del Templo de San
Juan y sobre la otra ladera del monte la casa donde vivió hasta su muerte o
hasta su dormición la Virgen María, la madre de Jesús de Nazareth junto a Juan
Evangelista.
Realmente, otro centro importante de peregrinación no sólo de los
grupos cristianos sino también de los musulmanes quienes tienen particular
respeto hacia María (Mariam la llaman) por ser la madre del Profeta. La
ubicación de esta casa y vivienda se debe a las visiones de Ana Catalina
Emmerick. Se han hecho muchos estudios y hay verdaderas coincidencias sobre las
visiones (nunca visitó la zona). Los papas realizan su visita de peregrino a
esa ciudad, aunque nunca el Vaticano ha confirmado fehacientemente que esa
fuera el lugar de vivienda de la Madre de Jesús.
Llegamos a Ismirn (Esmirna) la tercera ciudad más importante
de Turquía y el segundo puerto en cantidad y magnitud de movimientos. Siempre
tuvo relevancia esta ciudad, aún más cuando se encuentra como una de las siete
ciudades nombradas por el apocalipsis de San Juan.
La importancia religiosa
cristiana fue dada la predicación y martirio de San Policarpo, cuya iglesia
visitamos. Una belleza del S. IX. Con toda la estructura pictórica bizantina y
ortodoxa. Escondida entre la edificación actual logra sorprender al visitante
al momento de ingresar. Antes de continuar con el viaje hicimos una parada en
la fortaleza de Kadifecale (el castillo de terciopelo) donde podíamos tomar una
hermosa vista de la ciudad de Esmirna y su puerto.
Nuestro siguiente paso fue llegar hasta Bursa, otra de las
grandes ciudades de Turquía, cuyo centro histórico ha sido declarado Patrimonio
de la humanidad. También se la conoce como Yesil Bursa (Bursa verde) por la
gran cantidad de forestación que existe en la ciudad.
Los grandes sultanes
otomanos tienen sus mausoleos en esta ciudad. Cristianizada en los albores de
esta era en el s. XI se transforma en una de las cabeceras importantes del “camino de la seda”, ultima posta antes
de cruzar a Occidente,
Una economía dedicada a la agricultura por sus fértiles
tierras, tiene grandes inversiones en la industria automovilística y la alimentación.
Aunque se actividad más importante es el trabajo de la seda, siendo una de las
ciudades reconocidas mundialmente por sus productos. Centro turístico tanto por
baños termales como por pistas de esquí, convoca a los turistas a lo largo del
año. Túneles y puentes logran un camino directo a Estambul sin necesidad de
rodear el mar de Mármara.
Por lo pronto, las decisiones quedaban para el día siguiente.
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