10/17/2018

Bitácora de viaje. Día 9. Isla de Rodas


La mañana se inició como todas las mañanas de nuestro paseo por Rodas.

. Hermoso sol, cielo azul y muchas ganas de andar. Luego del desayuno nos propusimos hacer un recorrido por la isla. Con sus 80 km de largo y casi 40 de ancho, alberga sus casi 200.000 habitantes. Separada por pocos kilómetros, al norte se encuentran las cosas de Turquía. Gracias a sus buenas carreteras nos dirigimos hacia el sur, hacia Petaloudes (Πεταλούδες = mariposa) con el objeto de visitar y disfrutar un ambiente serrano y boscoso en un lugar llamado el valle de las Mariposas. 
Una especie muy particular, migrante y que se posa sobre los troncos de los árboles y sobre las rocas creando un manto vistoso y multicolor.  De Junio a septiembre, en el verano de la isla, bandadas de mariposas , de color rojo y marrón, llegan hasta deliciosa y húmeda garganta para reproducirse y mantener el ciclo vital. La caminata es en ascenso por senderos dentro del bosque, siguiendo el murmullo del agua del arroyo que baja de la montaña. Existe un pequeño museo interpretativo y en la cima del recorrido se encuentra un viejo monasterio.


El frescor de la arboleda, el suave canto del agua bajando entre las piedras y los rayos de sol que entraban entre el follaje nos mostraban las ágiles mariposas que con sus volteretas no podían ser captadas por nuestras cámaras. Sólo en el momento en que apoyadas en los troncos nos permitían el gesto de “grandes cazadores”. Con correctas consignas de no alejarse de los senderos, no fumar ni comer ni tirar sobras y el pedido especial de no molestar las mariposas,  tanto en la subida como en el descenso, disfrutamos de esa paz y del silencio que justamente no nos daba la ciudad de Rodas.




Luego de esta visita partimos hacia el otro lado de la isla con el objeto de visitar el pueblo de Lindos. En el camino nos detuvimos para conocer una pequeña fábrica de cerámica griega en la que no sólo pudimos observar cómo se fabrican (fabricaban) las vasijas para la comercialización sino a la vez remontarnos a las épocas remotas donde la cultura de la cerámica se iniciaba en la Grecia Clásica.


Terminada la visita y no habiéndonos decidido por ninguna de esas hermosas vasijas (grandes y caras) seguimos viaje hacia Lindos. Lindos es una localidad ubicada en la isla griega de Rodas. Es conocida por su acrópolis, ubicada en un acantilado, que incluye unas puertas monumentales del siglo IV y relieves del año 280 a. C. 
El templo de Atenea Lindia está construido sobre un templo más antiguo. En el nivel inferior está el castillo de los Caballeros de la Orden de San Juan, que data del siglo XIV. Entre los blancos edificios del municipio destaca la iglesia de la Virgen María de Lindos que alberga frescos del siglo XV. Su historia se origina a principios del S. V AC. Su acrópolis, una verdadera ciudadela natural sobre la colina y frente al mar tenía sus fortificaciones realizadas por romanos, griegos y bizantinos hasta la llegada de los Caballeros de San Juan (templarios).


 El pueblo de Lindos se encuentra a sus pies y es un conjunto de casas muy hermosas, pequeñas y coloridas, hoy transformadas en tiendas, bares y restaurantes donde todo el mundo, apiñado hacia uno y otro lado, paseamos buscando normalmente una salida. La vida se desarrolla por el cultivo de los campos vecinos y por el desarrollo del comercio con los turistas.

El acceso a la acrópolis se hace a través de un sendero al que se accede caminando o para algunos, particularmente si no son muy pesados, por los burros que los llevan hasta la acrópolis por un módico precio. Si prefieren también bajar el valor se duplica. Y aunque pareciera lo contrario, los burros van vienen transportando a los turistas que no prefieren la caminata de un par de km. Yo no la hice, ni en burro ni caminando, solo porque eran las dos de la tarde y el calor sobrepasaba los 30 grados. No se percibía ningún sendero sombreado. Se que me perdí lo mejor, pero el viaje nuestro recién andaba por la mitad.



En esta ciudad y gracias a esa ciudadela sobre las barrancas que caen directamente al mar se filmó aquella película que alguna vez vimos “Los cañones del Navarone”.
Más tarde salimos hacia Rodas y nos embarcamos en un Ferry para cruzar hasta Turquía. Un viaje de un par de hora para pernoctar en una ciudad turca llamada Mármaris. Aquí nos despedimos de Reyes  (María Reyes García Martínez) quien fue nuestra guía y coordinadora durante todo el trayecto griego. Realmente no podemos dejar de agradecerle su profesionalidad y buen tono para mantenernos atentos durante todos estos días de paseo por Grecia. Nos hizo fáciles las cosas y nos permitió resolver aquello que a veces el idioma impedía.

3 comentarios:

  1. Todo maravilloso, un disfrute lo que mostras desde la cuna de la cultura y las ciencias

    ResponderEliminar
  2. Hola. Muchas gracias. Me da toda la impresión de que vale la pena compartir este material. Lo hago con gusto. No te identifico. Decíme tu nombre, por favor. Cariños.

    ResponderEliminar
  3. Cuanta historia, cuantos misterios cuanto para ver y conocer, los minutos tendrían que ser horas para recorrer al mundo, el cual, es grande, pero¡ lo tengo en mis pies !..
    Disfruta mucho.

    ResponderEliminar