La
mañana se inició como todas las mañanas de nuestro paseo por Rodas.
. Hermoso sol, cielo azul y muchas ganas de andar. Luego del desayuno nos propusimos hacer un recorrido por la isla. Con sus 80 km de largo y casi 40 de ancho, alberga sus casi 200.000 habitantes. Separada por pocos kilómetros, al norte se encuentran las cosas de Turquía. Gracias a sus buenas carreteras nos dirigimos hacia el sur, hacia Petaloudes (Πεταλούδες = mariposa) con el objeto de visitar y disfrutar un ambiente serrano y boscoso en un lugar llamado el valle de las Mariposas.
Una especie muy particular, migrante y que se posa sobre los troncos
de los árboles y sobre las rocas creando un manto vistoso y multicolor. De Junio a septiembre, en el verano de la
isla, bandadas de mariposas , de color rojo y marrón, llegan hasta deliciosa y
húmeda garganta para reproducirse y mantener el ciclo vital. La caminata es en
ascenso por senderos dentro del bosque, siguiendo el murmullo del agua del
arroyo que baja de la montaña. Existe un pequeño museo interpretativo y en la
cima del recorrido se encuentra un viejo monasterio.
El
frescor de la arboleda, el suave canto del agua bajando entre las piedras y los
rayos de sol que entraban entre el follaje nos mostraban las ágiles mariposas
que con sus volteretas no podían ser captadas por nuestras cámaras. Sólo en el
momento en que apoyadas en los troncos nos permitían el gesto de “grandes
cazadores”. Con correctas consignas de no alejarse de los senderos, no fumar ni
comer ni tirar sobras y el pedido especial de no molestar las mariposas, tanto en la subida como en el descenso,
disfrutamos de esa paz y del silencio que justamente no nos daba la ciudad de
Rodas.
Luego de esta visita partimos hacia el otro
lado de la isla con el objeto de visitar el pueblo de Lindos. En el camino nos
detuvimos para conocer una pequeña fábrica de cerámica griega en la que no sólo
pudimos observar cómo se fabrican (fabricaban) las vasijas para la
comercialización sino a la vez remontarnos a las épocas remotas donde la
cultura de la cerámica se iniciaba en la Grecia Clásica.
Terminada
la visita y no habiéndonos decidido por ninguna de esas hermosas vasijas
(grandes y caras) seguimos viaje hacia Lindos. Lindos es una localidad ubicada
en la isla griega de Rodas. Es conocida por su acrópolis, ubicada en un
acantilado, que incluye unas puertas monumentales del siglo IV y relieves
del año 280 a. C.
El templo de Atenea Lindia está construido sobre un
templo más antiguo. En el nivel inferior está el castillo de los Caballeros de
la Orden de San Juan, que data del siglo XIV. Entre los blancos edificios
del municipio destaca la iglesia de la Virgen María de Lindos que alberga
frescos del siglo XV. Su historia se origina a principios del S. V AC. Su
acrópolis, una verdadera ciudadela natural sobre la colina y frente al mar
tenía sus fortificaciones realizadas por romanos, griegos y bizantinos hasta la
llegada de los Caballeros de San Juan (templarios).
El pueblo de Lindos se
encuentra a sus pies y es un conjunto de casas muy hermosas, pequeñas y
coloridas, hoy transformadas en tiendas, bares y restaurantes donde todo el
mundo, apiñado hacia uno y otro lado, paseamos buscando normalmente una salida.
La vida se desarrolla por el cultivo de los campos vecinos y por el desarrollo
del comercio con los turistas.
El
acceso a la acrópolis se hace a través de un sendero al que se accede caminando
o para algunos, particularmente si no son muy pesados, por los burros que los
llevan hasta la acrópolis por un módico precio. Si prefieren también bajar el
valor se duplica. Y aunque pareciera lo contrario, los burros van vienen
transportando a los turistas que no prefieren la caminata de un par de km. Yo
no la hice, ni en burro ni caminando, solo porque eran las dos de la tarde y el
calor sobrepasaba los 30 grados. No se percibía ningún sendero sombreado. Se
que me perdí lo mejor, pero el viaje nuestro recién andaba por la mitad.
En esta
ciudad y gracias a esa ciudadela sobre las barrancas que caen directamente al
mar se filmó aquella película que alguna vez vimos “Los cañones del Navarone”.
Más
tarde salimos hacia Rodas y nos embarcamos en un Ferry para cruzar hasta Turquía.
Un viaje de un par de hora para pernoctar en una ciudad turca llamada Mármaris.
Aquí nos despedimos de Reyes (María Reyes García Martínez) quien fue nuestra guía y coordinadora durante todo
el trayecto griego. Realmente no podemos dejar de agradecerle su
profesionalidad y buen tono para mantenernos atentos durante todos estos días
de paseo por Grecia. Nos hizo fáciles las cosas y nos permitió resolver aquello
que a veces el idioma impedía.
Todo maravilloso, un disfrute lo que mostras desde la cuna de la cultura y las ciencias
ResponderEliminarHola. Muchas gracias. Me da toda la impresión de que vale la pena compartir este material. Lo hago con gusto. No te identifico. Decíme tu nombre, por favor. Cariños.
ResponderEliminarCuanta historia, cuantos misterios cuanto para ver y conocer, los minutos tendrían que ser horas para recorrer al mundo, el cual, es grande, pero¡ lo tengo en mis pies !..
ResponderEliminarDisfruta mucho.