7/18/2019

Día 5. Sognerfjorden o el fiordo de los sueños





Lo teníamos delante nuestro. Pronto embarcaríamos en un pequeño crucero para navegar por el mismo. Las montañas a nuestro derredor, algunas con sus cascos de la nieve del invierno que se derretían y bajaban por cientos de líneas de agua cayendo en cascada. Los bosques sobre las laderas y un cielo nublado, con nubes bajas para clarear el paisaje. No pensaba en otra cosa que en el “Amanecer” de Per gynt, esa obra maravillosa de Krieg y escrita por otro grande, Ibsen. 



Acostumbrados a ver el amanecer en el fondo de nuestras llanuras, el vikingo sólo veía el sol cuando aparecía tras las montañas. Cambio de perspectivas, distintas formas de percibir el mundo. El fiordo se nos imponía a medida que lo navegábamos. El silencio del agua, alguna gaviota siguiendo el barco, al fondo las laderas de la montaña y el silencio por todas partes sobre una masa de agua serena sobre la que caían pequeñas gotas de esa llovizna que nos llenaba de magia. 


Aprendimos que un fiordo no es un lago ya que éste es sólo de agua dulce, ni una ría que descarga sobre el mar. Es un inmenso brazo de agua salada que penetra en el continente, a veces pocos kilómetros o mas de 250 como el que navegábamos. Antiguamente (millones de años) fue un glaciar o un rio de hielo que moviéndose hacia el mar y desgastando sus orillas fue armando un lecho marino  que conocemos como fiordo. A sus riberas están los valles y sus montañas.



Este fiordo de los sueños nos permite soñar “dentro del sueño”. Esta figura poética nos lleva a percibir el paisaje de otro modo. Sus laderas, sus pequeños caseríos, sus picos nevados y esa persistente llovizna que transforma en mágico el momento. Si pudieras descender por aquí encontramos un pueblito nórdico. Si lo hacemos por allá, una cascada, como aquella maravillosa que vimos al comienzo de este día: la cascada de Tvindefoss que cae a lo largo de 110 metros de altura sobre los acantilados para luego llegar hasta el fiordo. No se si será cierto o es una de las tantas leyendas que se cuentan, pero dicen que en los años 90 los turistas llegaban con enormes recipientes para llevarse esa agua que no sólo rejuvenecía la piel sino que también abría el apetito….el sexual. Pero bueno, o nos hemos olvidado los recipientes entre la gente del grupo o ya la leyenda cayó en el olvido. 
De todos modos, esa cascada estaba magnífica, debajo de la llovizna con su  crujiente ruido del agua al golpear contra las piedras.



Llegamos al fin de nuestra navegación y los sueños y la magia del fiordo seguía. Cruzamos un largo túnel de casi 25 km, ideal para los que sufren de pánico, aunque cada tantos km se modificaba la luz del túnel para hacer el viaje más sereno y apacible. 


A la salida llegamos a Borgund un hermoso lugar donde nos encontramos con la magia del fiordo: delante de nuestros ojos una hermosa catedral de madera negra, conservada desde el S. XII. Es una iglesia vikinga con su cementerio rodeándola. La llaman Stavelkirche por la forma constructiva de tirantes de madera apoyados sobre troncos angulares armando el techo en forma de múltiples capas. La base era de piedra y en el interior podría haber un par de salas como la del templo y la del coro. El interior decorado con figuras cristianas y con motivos vikingos, recuerdos y memoria de sus historias previas al cristianismo. Hoy día funciona como museo, teniendo a su lado una construcción similar donde se practica el culto luterano.
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Seguimos nuestro recorrido, cruzando bosques, ríos y lagos para llegar hasta la parte oriental de Noruega y volver a ver los grandes fiordos en los que se levanta la ciudad de Oslo, capital de Noruega. No era tarde cuando llegamos.



De gusto es decir que había una luminosidad intensa cuando salimos a buscar algún lugar donde cenar. Las calles alrededor de nuestro hotel estaban muy silenciosas y no había gente caminando mas allá de algunas parejas. Encontramos un restaurant italiano y nos apuntamos a un buen plato de pastas acompañado de una austera copa de vino blanco. Un Pinot Grigio bien frio que cayó muy bien a esta altura de la noche. La ciudad quedaría para el día siguiente. Nos dijeron que mas al norte encontraríamos a Papá Noel.




1 comentario:

  1. Belleza mágica, envolvente... agua, fiordos.... hermoso paseo para ser acompañado por E. Grieg con el pastoral Morgenstimmung de Peer Gynt https://www.youtube.com/watch?v=a1qLnaikvW0

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